viernes, 27 de abril de 2007

EL FOLKLORE


El folklore (del inglés folklore, y éste de folk, ‘pueblo’ y lore, ‘conocimiento’) es el cuerpo de expresión de una cultura, compuesto por cuentos, música, bailes, leyendas, historia oral, proverbios, chistes, supersticiones, costumbres, artesanía y demás, común a una población concreta, incluyendo las tradiciones de dicha cultura, subcultura o grupo. También recibe este nombre el estudio de estas materias.

El término «folklore» fue acuñado el 22 de agosto de 1846 por William Jhon Thoms, quien deseaba usar un término anglosajón para lo que entonces se llamaba «antigüedades populares». La definición más ampliamente aceptada por los investigadores actuales de la especialidad es «la comunicación artística en grupos pequeños», propuesta por el investigador de la Universidad de Pennsylvania Dan Ben-Amos.


Características

El folklore es:
Anónimo, porque al producirse en grupo es difícil identificar al autor del hecho social que se estudia.

Espontáneo, puesto que su transmisión se da de manera natural entre las generaciones; no obedece reglas, tiempos u horarios ni en general cuenta con lugares especiales para el aprendizaje.

Antiguo, porque registra hechos del pasado, aunque algunos se conserven en nuestros dias. En ocasiones no se puede precisar la fecha de origen, que se pierde con el tiempo.

Funcional, puesto que el saber del pueblo se aplica siempre para mejorar sus condiciones de vida. Es decir, se pueden generar cambios en los elementos culturales, con el fin de superar los problemas cotidianos.

Empírico, porque el saber se fundamenta en creencias a partir de experiencias, y no necesariamente en la razón científica.



Etapas

De acuerdo con la preservación de los elementos, los estudiosos identifican cuatro etapas del folklore:

Muerto: El correspondiente a una cultura extinta, conservado sólo en registros de viajeros, archivos, códices y otras fuentes escritas, o en restos arqueológicos, pinturas, etcétera.

Moribundo: Cuando la cultura a la que pertenece conserva sólo algunos elementos de esos hechos, habiéndose perdido la mayoría. Típicamente, cuando por motivos demógrafico sólo los ancianos del grupo lo conservan, pero no así los jóvenes.

Vivo: Se sigue practicando en la vida cotidiana o está integrado a su cultura de origen.

Naciente: Rasgos culturales de creación reciente, que con el tiempo se convertirán en costumbres.


SE ENTIENDE POR FOLKLORE:

“El conjunto de manifestaciones culturales y artísticas por las cuales se expresa un pueblo o comunidad en forma anónima, tradicional y espontánea, para satisfacer necesidades de carácter material e inmaterial.” (“El folklore musical en la escuela”, pag 13, Jorge Rodríguez G.)


Historia

Johann Gottfried von Herder animó por primera vez a registrar y preservar deliberadamente el folklore para documentar el auténtico espíritu, tradición e identidad del pueblo germano. La creencia de que tal autenticidad pueda existir es un de los principios del nacionalismo romántico que Herder desarrolló. Para von Herder, las clases campesinas son al mismo tiempo depositarias, vehículo y guardianes del «genio popular», que se modeló mediante el contacto de los hombres con la tierra y el clima y se transmitió de generación e generación, tanto oralmente como en las epopeyas, cuentos y leyendas. En una visión universalista, Herder mantuvo que cada pueblo posee su «genio» único y singular, que aparece como fundamento por excelencia del renacimiento cultural que debía permitir reunificar a los pueblos germánicos.

Sobre los incentivos de Herder, los hermanos Grimm se comprometieron como pioneros con la enorme empresa de recopilar cuentos orales alemanes, para recuperar el carácter auténtico de una cultura nacional perdida por las élites. Así, en 1812 publicaron la primera serie de cuentros tradicionales como Kinder- und Hausmärchen (‘Historias infantiles y familiares’).

Rápidamente, la iniciativa de los hermanos Grimm fue imitada en toda Europa (del Este y el Oeste) y en los países escandinavos. A partir del siglo XIX se emprende la labor de educar al pueblo en su propio folclore, que aparece amenazado de desaparición bajo los efectos de la modernidad y la urbanización. Las campañas de difusión del folclore toman la forma de verdadera propaganda nacionalista, procurando esencialmente hacer resaltar la originalidad y singularidad propias del folclore de cada pueblo, permitiendo distinguirlo de los vecinos y vincularlo a los que, en el contexto de instauración de las identidades nacionales, se designa como sus lejados antepasados.

En primera instancia el folclore se limitó a la tradición oral. Hacia la mitad del siglo XIX se amplía el ámbito del folclore, comenzando los recopiladores a interesarse también por distintas producciones que emanan de las culturas populares (creencias, medicina tradicional, trajes, artes, técnicas, etcétera).
No fue hasta el siglo XX cuando los etnógrafos empezaron a intentar registrar el folclore sin manifestar metas políticas.


Estudio del folclore

Aunque el folclore puede contener elementos religiosos y mitológicos, se preocupa también con tradiciones a veces mundanas de la vida cotidiana. El folclore relaciona con frecuencia lo práctico y lo esotérico en un mismo bloque narrativo. Ha sido a menudo confundido con la mitología, y viceversa, porque se ha asumido que cualquier historia figurativa que no pertenezca a las creencias dominantes de la época no tiene el mismo estatus que dichas creencias dominantes. Así, la religión romana es calificada de «mitología» por los cristianos. De esa forma, tanto la mitología como el folclore se han convertido en términos clasificatorios para todos los relatos figurativos que no se corresponden con la estructura de creencias dominante. A veces el folclore es de naturaleza religiosa, como las historias del Mabinogion galés o las de la poesía escáldica islandesa. Muchos de los relatos de La leyenda dorada de Santiago de la Vorágine también plasman elementos folclóricos en un contexto cristiano: ejemplos de dicha mitología cristiana son los temas desarrollados en torno a San Jorge o San Cristóbal. En este caso, el término «folclore» se usa en un sentido peyorativo, es decir, mientras las historias del trotamundos Odín tienen un valor religioso para los nórdicos que compusieron las historios, debido a que no encajan en las creencias cristianas no son consideradas «religiosas» sino «folclóricas» por los cristianos.

Los cuentos populares son término general para diversas variedades de la narrativa tradicional. La narración de historias parece ser un universal cultural, común por igual a las sociedades básicas y las complejas. Incluso las formas que adoptan las historias populares son ciertamente parecidas de una cultura a otra, y los estudios comparativos de temas y formas narrativas han tenido éxito al demostrar estas relaciones.

Por otra parte, el folclore puede usarse para describir precisamente una narrativa figurada, que no tiene contenido sagrado o religioso alguno. Desde el punto de vista jungiano, que no es más que un método de análisis, puede en su lugar corresponder a patrones psicológicos inconscientes, instintos o arquetipos de la mente. Este saber puede o no tener componentes fantásticos (tales como magia, seres etéreos o personificaciones de objetos inanimados). Estas historias populares pueden surgir de una tradición religiosa, pero sin embargo habla de asuntos psicológicos profundos. El folclore familiar, como Hansel y Gretel, es un ejemplo de esta sutil línea.

El propósito manifesto del cuento puede ser primordialmente una enseñanza mundana sobre la seguridad en el bosque o secundariamente un cuento cautelar sobre los peligros del hambre en las familias grandes, pero su significado latente puede evocar una fuerte respuesta emocional debido a los ampliamente comprendidos temas y tomivos tales como «la madre terrible», «la muerte» y «la expiación con el padre». Puede haber un alcance tanto moral como psicologico en la obra, así como un valor lúdico, dependiendo de la naturaleza del narrador, el estilo de la historia, la edad media de la audiencia y el contexto general de la actuación. Los folcloristas se suelen resistir a las interpretaciones universales de los relatos y, donde sea posible, analizan las versiones orales de historias en contextos específicos, más que en fuentes impresas, que a menudo muestran el efecto del sesgo del escritor o editor.


Los relatos contemporáneos comunes en Occidente incluyen la leyenda urbana. Hay muchas formas de folclore que son tan comunes, sin embargo, que la mayoría de la gente no advierte que son folclore, tales como acertijos, rimas infantiles y cuentos de fantasmas, rumores (incluyendo teorías conspirativas), chismes, estereotipos étnicos, costumbres festivas y ritos del ciclo vital (bautizos, funerales, etcétera). Los relatos de abducciones por OVNIs pueden ser consideradas, en un cierto sentido, como actualizaciones de los cuentos de la Europa precristiana o incluso de historias de la Biblia tales como la ascensión al cielo de Elías. Adrienne Mayor, al presentar una bibliografía sobre este tema, señaló que la mayoría de los folcloristas modernos desconocen en gran medida los paralelos y precedentes clásicos, en materiales que están solo parcialmente representado por la familiar etiqueta de «esópicos»: «La literatura clásica grecorromana contiene ricos tesoros ocultos de folclore y creencias populares, muchas de ellas con equivalentes en las leyendas contemporáneas modernas» (Mayor, 2000).


Términos relacionados

Dado que el saber popular y su estudio erudito o científico constituyen dos campos relacionados pero distintos, algunos autores prefieren utilizar términos diferentes para uno y otro. Así, Antonio Machado utiliza en su Juan de Mairena la expresión «sabiduría popular» (calco léxico de folclore) y en tiempos más recientes Agustín García Calvo ha recurrido también a esta expresión para referirse a las tradiciones populares. Para el estudio de dichas tradiciones algunos autores utilizan la palabra «folclorística».


Géneros del folclore

Acertijos
Balada
Chistes
Costumbrismo
Cuentos de hadas
Epopeya
Festivales
Juegos
Leyendas
Leyendas urbanas
Manualidades
Mitos
Música folclórica
Refranes
Supersticiones


FUENTE: www.wikipedia.com, “El folklore musical en la escuela”, pag 13, Jorge Rodríguez G.
J.a.v.a.

viernes, 20 de abril de 2007

Impresionismo musical

El Impresionismo musical es un movimiento musical surgido a finales del siglo XIX y principios del XX sobre todo en la música francesa, con la necesidad de los compositores de probar nuevas combinaciones de instrumentos para conseguir una mayor riqueza tímbrica. En el Impresionismo musical se da mucha importancia a los timbres, con los que se consiguen diferentes efectos. También se caracteriza porque los tiempos no son lineales sino que se ejecutan en sucesión de impresiones. Se relaciona de esta manera con el Impresionismo pictórico, que conseguía las imágenes mediante pequeñas pinceladas de color. Dos de los principales compositores de este movimiento son Claude Debussy y Maurice Ravel.

Impresionismo musical en Francia

El impresionismo musical fue encabezado por el compositor francés Claude Debussy. El movimiento, influido por los pintores impresionistas franceses y por la poesía de Paul Verlaine, Charles Baudelaire y Stéphane Mallarmé, acentúa el color tímbrico y el humor en vez de estructuras formales tales como la sonata y la sinfonía. Debussy, que también era crítico musical, enfocó el impresionismo como reacción tanto al interés formal del clasicismo de compositores como Wolfgang Amadeus Mozart o Ludwig van Beethoven y la vehemencia emocional del romanticismo en compositores como Robert Schumann y Franz Schubert. Para la consecución de este fin Debussy combinó elementos innovadores y tradicionales. Por una parte, utilizó la escala de tonos enteros e intervalos complejos que hasta ese momento no se habían utilizado, desde la novena en adelante. También recurrió a los intervalos de cuartas y quinta paralelas propios de la música medieval. Estos recursos técnicos aparecen en el temprano poema sinfónico Preludio a la siesta de un fauno (en el original: Prélude à l'après-midi d'un faune) de 1894, basado en un poema de Mallarmé. La extensa obra pianística de Debussy requirió nuevas técnicas interpretativas, que incluían un generoso pero sensible uso de los pedales para crear un torrente indiferenciado de sonido.

La música impresionista francesa continuó su evolución en la obra de Maurice Ravel. Otros compositores de esta escuela en Francia fueron Paul Dukas, Albert Roussel, Charles Koechlin, Alexis Roland-Manuel, André Caplet y Florent Schmitt.

Al comienzo de la I Guerra Mundial en 1914 el gran refinamiento, así como las limitaciones técnicas del impresionismo musical, provocaron críticas adversas de compositores y críticos. Un nuevo grupo de compositores franceses antirrománticos, Les Six (Los Seis), influidos por Erik Satie, satirizaron y rechazaron lo que consideraban excesos de esta corriente. El impresionismo, concebido por Debussy, como tendencia contraria al romanticismo, fue visto como la fase final de la música romántica.

Impresionismo musical en Europa
Influido por la personalidad de Debussy e íntimamente relacionado con el modernismo, el impresionismo musical se extendió por Europa hacia la segunda década del siglo XX. Algunos compositores europeos se vieron influenciados por el impresionismo, como Frederick Delius y Cyril Scott en el Reino Unido, Ottorino Respighi en Italia y Manuel de Falla y Federico Mompou en España, que siguieron ciertos rasgos del estilo de Debussy.

Principales obras impresionistas

Claude Debussy (1862-1918)
Prélude à l'après-midi d'un faune (Preludio a la siesta de un fauno) (1894)
Pelléas et Mélisande (Peleas y Melisandra) (1903)
La Mer (El mar) (1905)

Manuel de Falla (1876-1946)
Siete canciones populares españolas (1914)
Noches en los jardines de España (1916)

Maurice Ravel (1875-1937)
Jeux d'eau (Juegos de agua) (1901)
Daphnis et Chloé (Dafnis y Cloe) (1912)
Ottorino Respighi (1879-1936)
I pini di Roma (Los pinos de Roma) (1924), usada en la banda sonora de Fantasía 2000.

Albert Roussel (1869-1937)
Evocations (Evocaciones) (1910-1911)
Le Festin de l'araignée (El festín de la araña) (1912)
Bacchus et Ariane (Baco y Ariadna) (1930)

Paul Dukas (1865-1935)
L'Apprenti sorcier (El aprendiz de brujo) (1897), célebre gracias a la película animada Fantasía.
Ariane et Barbe-Bleue (Ariadna y Barbazul) (1907)